Con Doss¡s
Human¡zate
Cuenta tu historia para no ser olvidada.
Déjate de historias y cuenta la tuya a través de tu marca.
Es hora de reescribir la historia para el olvido no se salga con la suya.
Y, sinceramente, a nosotras no nos hace ni pu*** gracia que nos olviden.
Apúntate a la revolución y cuando menos lo esperes, recibirás las dosis de estrategia de cómo cuentan las grandes marcas humanas que cambiarán el rumbo del mundo y puedes aplicar en la tuya.
La posibilidad la tienes delante y desaprovecharla, sinceramente, sería imperdonable.
¿Quién lleva la creación del mundo en su interior?
Pues eso.
Queso.
Y a mi que me cuentas.
Pues atento a esta.
Érase una vez…
La creación.
“¡Fuego, fuego!”— gritaban las primeras humanas.
Con esta llama poderosa algo cambió para siempre.
Ante las chispas de aquella primera hoguera se descubrió su mayor don: el poder creador.
Manos que moldeaban innovación, pensamiento e historia.
Nos convertimos en creadoras de carne y hueso.
Y aunque, en silencio, construimos puentes, relaciones, vínculos y experiencias humanas.
Ese instinto nos dio la certeza de dibujar un mundo que nos conectase entre individuos.
Con la finalidad de cuidarnos, entendernos y recordar que la historia compartida es el único lugar que nos salva.
¿Y entonces qué pasó?
Entonces… ocurrió.
Ninguna lo vio venir y una gran neblina empezó a cubrirlo todo.
El mundo se volvió rápido, artificial, automático, olvidadizo.
Olvidamos quiénes éramos, qué hacíamos, por qué creabamos.
Y sin darnos cuenta… el fuego se apagó.
chimpún.
Ese fuego creador que encendimos hace siglos, el que contaba historias, unía tribus y tejía comunidad, se extinguió entre algoritmos, silenciado por una tormenta digital que no entiende de emoción ni de memoria.
Una epidemia que amenaza nuestro valor como humanidad, ocultándose bajo filtros o respuestas automáticas.
Una epidemia que amenaza por mantenernos en el olvido provocando desconexión entre individuos.
Una epidemia que amenaza por destruir la historia, la memoria, y los recuerdos.
Vamos, que la vida que conoces se va a la merida.
¿Y entonces qué va a pasar?
Lo dicho.
Ya está dicho.